quarta-feira, 25 de novembro de 2009

Comentário

Querida Lucilene:
Muy bello tu texto: poético, femenino, personal. Hay críticas, así, con sexo de mujer, más que críticos masculinos, que defienden la pertinencia de una literatura eminentemente femenina que dé cuenta de la realidad de la mujer, de la organización de su cabeza, del placer, el suyo particular confinado a su cuerpo, a sus órganos sensibles específicamente femeninos, ya que todo lenguaje engendra y procede del poder como defendía Foucault. En fin, mucha erudición. Siempre pensé que esos textos había que crearlos, como hizo Clarice, y no hablar tanto de ellos. Hay que caminar, como decía el poeta, los pasos engendran el camino y no al contrario. Tus textos engendran caminos, veredas, sendas, son muy femeninos, como digo, y muy hermosos, son posiblemente muy tuyos porque por encima de los sexos estamos nosotros, los seres humanos que nos comunicamos, que nos constituimos como personas con nuestras confesiones, con la expresión de nuestros sentimientos, con nuestra voz y sus ritmos escritos o hablados, con nuestra respiración.
Muy hermoso tu texto. Enhorabuena!
Con un saludo muy afectuoso,
Antonio Maura

terça-feira, 24 de novembro de 2009

COREOGRAFÍA INVISIBLE



COREOGRAFÍA INVISIBLE
No sé que piensan los pájaros cuando, en el sábado a la tarde, duermen en los cables de alta tensión. Las aves tienen sábados frustrados. Todas las cosas que podrían haber sido, no lo fueron. No sé que piensan los hombres mientras duermen los pájaros por el sábado adentro. Sé que los hombres sufren de insomnio y cierran las ventanas. Establecen la oscuridad, borran las palabras y se desintegran en largos silencios. Cosas que podrían haber sido? Da igual. En cualquier momento hay cables de alta tensión y piernas de mujeres con la sangre hirviendo. Tantas que vienen a ser ignoradas. Despojos del amor? La desproporción creó los hombres-dioses vulgares y deificados. Creó profesionales especialistas en la argumentación. Los brazos alrededor del cuello, bocas de estatuas pegadas y música para llenar los vacíos. Pero el objeto de este texto es el amor. El tema también. El amor en construcción. Cuatro paredes lenta y dolorosa de este lado del horizonte donde quiero improvisar nidos y desplegar pájaros del sueño.
El tiempo es corto, razón por la que me acuesto mismo en la tierra. Todas las cosas se manifiestan y se niegan continuamente. Yo finjo no percibir. Apoyo la cabeza en el seno de la ignorancia. La metafísica rodea mis límites. Hay cosas encontrándose también fuera de nosotros. La ficción quiere escribir mi historia. ¿Qué imagen haría? Oh vida, este tiempo desperdiciado en la mirada. Mi único lamento no es triste. Incongruencia? Limpie los ojos que este texto tiene la locura de la forma. La plasticidad y el lenguaje. Los literatos, eruditos e yo, y nada concreto. Lo que sabemos de las aves frustradas sobre el cable de alta tensión? Somos necesitados de amor, sexo y sueños. Nos falta la sabiduría. Un día Dios se mostró hombre entre los hombres y lo crucificaron. De ahí, mi miedo de existir. Ahí esto silencio áspero de los sábados. Mis conflictos me hacen pequeña. Gritos sordos por dentro. Sólo las palabras son capaces de secar las lágrimas. Las palabras y los dedos. Dedos escalabrados pelo tiempo siguiendo las líneas de mi cara. Dulce ternura para aquellos que rompió todos los espejos y ya no se reconoce. Yo que tengo en mí el movimiento de los demás, el conocimiento de los demás, el lenguaje de los demás, la reacción de los demás ... Yo surcado por los demás y estrangulado con mis propias manos. Sólo el amor puede salvarme. Sólo el amor produce esa lentitud sagrada de observar pájaros llenos de vuelos. El amor conoce de memoria los vuelos y los movimientos. Conoce el lugar, el istmo, donde los hombres lloran. Los hombres son bellos, especialmente cuando lloran. Hombres-mar en una isla de lluvia. Una imagen que me completa. No del todo. Una mujer satisfecha trae en si un punto final. Tengo vocación para las elipsis y los excesos. Despierto y todas las bocas se abren. Infame hambre de idealismo. La vida no es suficiente?
El pájaro mira con todos los ojos, pero no ve nada. Ha olvidado los sentidos. Se olvidó de quién era, como era ... sólo sabe cantar, cantar. Si respirase una idea, podría convertirse en personas con todo el nihilismo inherente. La gente que niega cualquier cosa en cualquier momento. Niega la palabra, la raza, las ideas... personas que niegan la cruz, la historia, la colonización ... personas que ignoran los sábados por la tarde cuando un pájaro vuela discretamente a hacer conexiones entre las cosas visibles e invisibles.


Lucilene Machado

domingo, 22 de novembro de 2009

Claricianas XVI

XVI






Nasci para três coisas: amar, amar e amar. A ilusão existe para me proteger dessa verdade matemática enquanto o tempo destrói as mentiras que eu inventei. Sempre menti para disfarçar essa soma ímpar. Respirei o subtendido dos silêncios disfarçando o que eu supunha ser necessário esconder. Infinitos círculos mentais para esconder as pontas desses fios desordenados. Parecia-me a coisa mais perfeita que eu sabia fazer. A coisa que a gente nunca diz por julgar ser secreta. Mas o corpo não disfarça e nas primaveras sempre desabrocho em pétalas. Um dia disseram que me amavam. Juraram. Eu duvidei, mesmo assim espalhei-me como as pétalas. Um dia disseram que me queriam para sempre, não cri, mas me decompus em mil fragmentos. Um dia não me disseram nada e eu senti falta do engano com que fui amada. Se eu chegar a ter uma compreensão lúcida da vida, descobrirei porque o amor é a coisa que menos entendo e de que mais sei. Vejo amor até nas palavras de quem não acredita em amor. Gosto do seu sonido mesmo em frases teatrais esticadas por adjetivos e hipérboles. Há uma instância órfã no meu coração sempre pronto a acreditar. E por que não?

L.M.

domingo, 15 de novembro de 2009

MULHERES DE IDADE MÉDIA



MULHERES DE IDADE MÉDIA





Chega uma idade em que vamos recuando, vamos ficando longe da linha de ataque, vamos enterrando os sonhos nas trincheiras, limpando o pó de alguma ternura boba e nos conformando com as migalhas que sobejaram das ilusões.
Chega uma idade em que aprendemos a desistir, esquecer... calar. Vamos nos habituando a conviver com nossas mordaças, nossas amarras... De que vale a liberdade se conhecemos tão pouca gente livre?
Chega uma idade em que vamos escondendo o romantismo nas fronhas dos travesseiros e nos contentando com o prazer efêmero com hora mar-cada para acontecer. Acomodamo-nos a um gozo mecânico sem a sonoridade dos “eu-te-amo” e dos “para sempre”. Aprende-se técnicas, métodos, estratégias racionais capazes de desentranhar a libido e compensar o amargo na boca.
Aos poucos vamos escondendo nossos tentáculos, vamos nos adaptando aos ditames da razão, obedecendo aos assobios, às leis primárias e ficando quietas em nossas menopausas sem mais ques-tionar os “que teria sido se...”
A gente se habitua com um jeito sem jeito de ser conquistada. Um jeito sem festa, sem brindes, sem flores... um jeito prescrito que não es-conde grandes surpresas. Falta criatividade e persistência, mas a gente aprende a viver sem o e-xercício da arte de seduzir e sem os remorsos da carne.
Chega um tempo em que a gente se obriga a compreender a teoria da relatividade, objetividade, contabilidade... tudo tem um preço. Tudo en-volve perdas. Que importa? A esta altura, domi-namos a arte de perder sem muitas dificuldades. Somos mulheres equilibradas e fortes. Sabemos esconder dores sem precisar disfarçar cansaços.
Nos acostumamos às mentiras puídas e acreditamos nas palavras para não comprometer momentos de ternura. Não porque momentos se-jam poucos, mas porque viver é uma arte, a arte de acreditar. A realidade que se acredita é a mais real do mundo. Em nenhum tempo se está preparado para conviver com a franqueza.
Chega uma idade em que descobrimos que podemos perfeitamente viver sem grandes amores. O amor é parte da vida, mas apenas uma parte, e aquela história de ser tão indispensável quanto o ar que se respira é para os compêndios literários. Por mais que a idéia nos desagrade ou entristeça, grande parte das pessoas não vive ou não tem um grande amor.
Dia chega em que nos conscientizamos de que vida e morte são fatores biológicos. Independem da nossa participação. Que coragem e covar-dia têm similaridade. Que a vida jogou conosco. Que nossa história não tem nada de extraordinário, porque todas temos a mesma história para contar. Histórias que ouvimos femininamente comovidas até morrermos, profundamente desabitadas.

LM