quinta-feira, 14 de janeiro de 2010

SECUENCIA DE SUEÑOS





SECUENCIA DE SUEÑOS

           
Por hoy, yo necesitaba solamente una botella de vino para embriagarme. Espíritu dionisiaco a beber un sueño. Pero el cáliz de la realidad no me permite ganar la eternidad del cielo de una boca o cualquier otro paraíso hecho de suspiros y  palabras. La razón no entiende la emoción. Los enfrentamientos y las estafas. Enamorase merece la pena por el silencio que engloba, por  lo que no podemos decir, por lo que no podemos preguntar, porque muchas veces las preguntas no son posibles.
            Me inclino a lo largo de la barandilla de una ventana que no me pertenece. Nada me pertenece. Pocas personas en el mundo son tan desnudadas como yo. Tengo una desnudez que me duele. Una desnudez que quiere ser dividida. Es sublime donar un pedazo de si. Una mutilación que edifica  sueños. ¿Cuántos sueños son necesarios para desentrañar el misterio de un hombre? Tal vez ninguno. Es posible se desintegrar los átomos de un hombre con actitudes. Con algún impulso de la sangre latina se puede disfrutar preciosos descubrimientos. Pero el amor es otra cosa. El amor es el nombre que busco y para el cual  me encontré derrotado un par de veces. Fue infeliz en todas las felicidades. Mi alma es una capilla vacía esperando por un ángel. Un ángel lleno de pecados a hacerme confesiones.
            La luna arrastra el futuro por caminos inexplorados. Quiero estar viva lo suficiente para viajar con mis ilusiones por estos designios. Ya no estaré confinada a un rincón del mundo con esta sobrecarga de imágenes. Ya no necesitaré pensar, no necesitaré concentrarme en los amarres del texto que tiene cuerpo de crónica. Eso extiende mi angustia. Yo quería pensar sin formas, pero no puedo. Todo acaba formalizado. El miedo de la decepción, el miedo de no tener miedo... Cada palabra tiene su precio. Soy víctima de un sistema colectivo de conexión de ideas. Incluso el amor tiene su propia terminología. Incluso el amor tiene su ciencia. Pero hoy estoy incurable. Quiero un amor de bar. Un amor sin prisa y sin causa. Es porque lo es, porque tiene que ser. Un amor sin historia, sucediendo al acaso, como si yo nunca hubiera soñado nada de esa naturaleza.
            En realidad, cuando se vive a miles de noches, ya no se puede saber en cual noche antigua, muy antigua, se plantó el sueño. Debe ser cuando afeité las piernas por la primera vez, usé tacones y todo el mundo se dio cuenta: "esta niña creció, está se haciendo mujer." Se completó un ciclo. Nunca volví de nuevo al ático para jugar con muñecas. Sí, volví sí, para a ver de las alturas el destino que se levantó de la tierra. El destino tenía cuerpo y olor de hombre. Me sentí avergonzada de mis sentimientos sin vergüenza. Avergonzada de mis pensamientos audaces. Mi cuerpo era un mar con necesidad de muchos ríos para satisfacerlo. ¿Era así con todas las chicas? La pubertad, he escuchado en la clase de ciencias. Sólo no hablaran de la necesidad de la simbiosis del espíritu. Pero, instintivamente comencé a buscar el verdadero amor. Raras veces lo viví por entero. Yo quería lograr con la mano lo que está a la altura de la inteligencia.
            Esta memoria afectiva me hace cansada! Yo podría decir que hoy estoy lista para el desafío, pero el amor tiene rasgo desconocido para mí. No puedo hablar de la anatomía. Tanta belleza en una. Tanto pecado en el mismo pecado. La redención, el perdón... Eros, ágape, filia... gravitar alrededor del otro... mejor bucear en un vaso de vino y lamer la emoción altruista (o es egoísta?) de haber escrito esta página.


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